El paciente en shock y en sepsis

El paciente en shock es un paciente de urgencias

Que el paciente en shock es un paciente del ámbito de las urgencias y como tal los llamados a manejar este problema son los médicos que están en Urgencias cae en la categoría de perogrullada.

El shock es una asignatura y una condición que debería formar parte básica del currículo formativo de la especialidad de Urgencias. Así como hay especialidades que tienen su propio cuerpo formativo, el shock es una condición propia de la especialidad de urgencias. Esto obliga a los médicos que trabajan en Urgencias o Emergencias a formarse profundamente en todos los aspectos que tienen que ver con el manejo, diagnóstico y atención de los pacientes en shock, al mínimo detalle.

Las nuevas definiciones de sepsis y shock séptico

Recientemente fueron publicadas las nuevas definiciones de sepsis y shock séptico. Luego de varios (muchos) años de adaptación a unas definiciones basadas en un síndrome con poca especificidad, y del que se creía era altamente sensible, un panel de expertos ha decidido que no era adecuado el enfoque.

El panel de expertos también consideró que se daba excesivo peso a la llamada inflamación, y que dejar de incluir como sepsis al no cumplir los criterios a 1 de cada 8 casos que realmente tenían sepsis era demasiado. Uno de cada 8 es más o menos un 12 por ciento de los casos, que parece mucho. Pero también podría plantearse que los ahora antiguos criterios eran capaces de englobar a un 87% de los pacientes con sepsis de forma correcta. Es mucho más de lo que había antes. Como afirma alguien en sus críticas, es una visión de vaso medio vacío versus una de vaso medio lleno. Todo depende del punto de vista.

En mi opinión las definiciones terminan adoptando lo que en Excel (hoja de cálculo) se llama referencia circular, porque incluyen en su concepción tanto la causa como el resultado, es decir, tanto los factores como la incógnita. Además asumen la aplicación de una simplificación del SOFA llamada quickSOFA (qSOFA),fundados en la necesidad de demostrar disfunción orgánica para definir la sepsis.

Es cierta la importancia de un parámetro como la frecuencia respiratoria pero ¿no es tan inespecífico esto como lo que había antes? Qué pasa con un paciente con dolor abdominal, taquipnea, taquicardia, acidosis metabólica, que cumple los criterios nuevos de sepsis, pero realmente tiene una cetoacidosis diabética.

Lamento decir que las cosas no son tan simples. ¿Está el paciente en shock y por eso administramos noradrenalina? o como demanda la nueva definición: Usamos norepinefrina, ergo, el paciente está en shock. Es una gran diferencia. Porque ¿Qué pasa si nos hemos quedado cortos en la reposición hídrica? ¿Qué pasa si iniciamos la noradrenalina antes de tiempo?

En la mayoría de los procedimientos diagnósticos y terapéuticos en los pacientes críticos, la meta es actuar antes de llegar al abismo, no cuando ya estamos cayendo irremediablemente en él.

Los promotores de la nueva definición se basan en la presunción de que haya criterios para comenzar el proceso de abordaje del paciente descompensado como séptico. De acuerdo a algunos, la sepsis como síndrome no existe, es un constructo, o sea, una invención.

Es verdad que  en ocasiones los criterios anteriores comprendían procesos que no eran realmente sepsis, pero la mayoría de los estados que caían dentro de la definición de sepsis eran sepsis, en una etapa suficientemente temprana para actuar y prevenir su evolución como una inmensa e imparable bola de nieve.

Los protocolos

El consenso ha surgido de, entre otras cosas, unos resultados aparentemente claros de un grupo de estudios llevados a cabo Reino Unido y Australasia. He manifestado mis reservas sobre los estudios ARISE, ProMISe y ProCESS. Mi propia posición ante el Arise y otros estudios ha quedado manifiesta en este blog desde hace casi 3 años.

Ha habido que rendirse a la evidencia, aunque sigo manteniendo que  pretender la asepsia de aquellos que tratan la sepsis y el shock séptico, la ausencia de un sesgo claro, es casi imposible. Me refiero a que no hay manera de que los que enfrentan la sepsis no tengan, en lo más profundo y escondido de su mente, lo aprendido de gente como Weil, Shoemaker, etc. Así, se ha cuestionado inmisericordemente la terapia temprana guiada por objetivos (EGDT), obviando el peso de casi 30 años de investigación en las decisiones habituales de los médicos que tratan la sepsis y el shock.

Como quedó claro en la reciente Mesa sobre Shock en el congreso español de medicina de urgencias de Burgos 2016, #SEMES2016, ya no hablamos de protocolos o «etapas», pero el conferencista afirmó que «seguramente el que trata shock está siguiendo algún protocolo o cumpliendo etapas» en el manejo de la sepsis, cuando administra líquidos, inicia antibióticos, toma hemocultivos y da soporte vasoactivo.

Radiografía simple de abdomen: Sólo para 4 cosas

Comparto el siguiente video que forma parte del proyecto Essencial de la Agència de Qualitat i Avaluació Sanitàries de Catalunya, diseñado para racionalizar el uso de recursos y herramientas por parte de los profesionales de la sanidad. «Es una iniciativa que identifica prácticas clínicas de poco valor y promueve recomendaciones para evitar su realización

El video en cuestión se refiere al uso extendido de la radiografía simple de abdomen, que se solicita en muchos pacientes con dolor abdominal como práctica rutinaria y realmente aporta poca información excepto en casos específicos.

radiografia simple de abdomen

Así como la radiografía de tórax es una herramienta sumamente útil, la radiografía simple de abdomen es frecuentemente inútil en el proceso de toma de decisiones y con frecuencia no está indicada por la escasa información contrastada que aporta. Incluso con frecuencia constituye un factor de confusión adicional innecesario.

El video está en catalán, pero lo he subtitulado en español.

La radiografía simple de abdomen

El uso irracional de recursos en Urgencias

Alba es una mujer de 35 años, quien salió cualquier noche a festejar con sus amigos. Los tragos y «chupitos» se sucedieron uno tras otro y gradualmente Alba comenzó a caminar de manera «extraña», aumentando el plano de sustentación, o lo que es lo mismo, caminando con las piernas separadas por la sensación de inestabilidad que tenía, tambaleándose y tendiendo a perder el equilibrio. También hablaba de manera extraña, pues su lengua parecía un trapo. Se quejaba de náuseas y de que todo daba vueltas. Su mejor amiga, preocupada, no entendía qué pasaba y al ver la «extraña» conducta de su amiga, las preocupantes manifestaciones, decidió llevarla a Urgencias. El evidente estado de embriaguez, o en términos médicos, el efecto tóxico del alcohol, aunque difícil de entender para su preocupada amiga explicaba las manifestaciones de Alba.

 

Elena, de 25 años, esa misma noche salió con sus amigos y su novio. También ingirió alcohol y otras cosas. En algún momento de la noche decidió hacerle cosquillas a su pareja quien respondió de la misma manera pero con más energía, en una especie de justa amistosa pero enérgica. 
Elena rió tanto que le «dolían las costillas». Tantas carcajadas y espasmos desencadenaron dolores en el epigastrio y la espalda hasta que el dolor se hizo intenso y Elena sufrió un pre-síncope, del que se recuperó absolutamente. Como decimos, ad integrum. Sin embargo, su novio decidió llevarla a Urgencias. 
Ninguna alteración analítica ni radiográfica ni electrocardiográfica permitieron el alta 4 horas después.

… 
 
Martín vino a pasar un fin de semana a su apartamento de playa, aunque terminaba el otoño, así que lo de playa es solo un eufemismo. Ha tenido frecuentes episodios de rinitis y rinofaringitis por lo que siempre lleva consigo un antihistamínico. Encendió la llamada bomba de calor – que es como se llama la calefacción por el sistema acondicionador de aire en España -, y que no encendía desde hacía más de 12 meses, porque hacía bastante frío. 
A las 4 de la mañana le despertó una frecuente tos seca y una sensación de ahogo por congestión nasal intensa. Entonces decidió ingerir un comprimido de su antihistamínico, pero al notar falta de mejoría decidió ir en busca de ayuda. Encontró a un policía y le preguntó por un hospital o un ambulatorio. El agente amablemente le dijo: «depende como se sienta, el ambulatorio está a unas calles en esa dirección y el hospital está a 15 Km en esa otra».
Martín decidió ir a Urgencias de un hospital tipo 3 a las 5 de la mañana para ser diagnosticado de rinofaringitis aguda.
 
 
Son tres casos reales en dos noches consecutivas de trabajo en Urgencias de un hospital público, que evidencian el mal uso de recursos de un servicio probablemente por falta de información en el tercer ejemplo, pero también por falta de sentido común. 
Es posible que sea discutible el segundo ejemplo, pero es evidente que un usuario mejor informado y un uso racional de recursos por los proveedores y los usuarios, prevendría el gasto innecesario en tiempo y dinero que suponen casos como los mencionados.