Rendirse a la evidencia en sepsis severa: ProMISe, ARISE y ProCESS

Debo rendirme a la evidencia. Nuestros amigos de los grupos de ProMISe Study, del ARISE trial y del ProCESS se han encargado de establecer un punto de inflexión suficientemente fuerte e intenso en el camino del manejo de la sepsis severa y el shock séptico.

Tres grandes estudios en Australasia, Reino Unido y Estados Unidos publicados entre 2014 y 2015 han sembrado la duda sobre los pilares del protocolo de terapia temprana guiada por objetivos o metas (EGDT) para el tratamiento de la sepsis severa.

El 17 de marzo de 2015 se publicó en NEJM los resultados del estudio ProMISe, en el que participaron 56 hospitales del Reino Unido comparando la EGDT con la terapia estándar para la sepsis severa.

Resumiendo, lo que parecen haber establecido estos estudios es que la atención standard o habitual en sepsis severa es tan efectiva como la EGDT. En otras palabras, ceñirse a un protocolo estricto y utilizar un parámetro invasivo continuo como la ScvO2 no es una conducta que proporcione resultados superiores a la detección temprana de la sepsis, la administración de soluciones electrolíticas en resuscitación y el inicio de antibióticos endovenosos.

En el análisis del estudio ProMISe no sólo es demoledora su conclusión, sino que la observación de otras variables menores también contraría la llamada terapia guiada por objetivos (EGDT). El objetivo principal fue establecer las diferencias en mortalidad entre los dos grupos estudiados, con la hipótesis finalmente rechazada de que la EGDT era superior en términos de mortalidad, cosa que ha sido desmentida por los 3 estudios. Además tanto la estancia hospitalaria como los costos fueron similares en ambos grupos, aunque la estancia en UCI, los puntajes SOFA y el soporte cardiovascular fueron mayores en el grupo EGDT. Lo mismo pasó en los estudios ARISE y ProCESS.

protocolo para sepsis severa

El protocolo EGDT

Ya manifesté mis reservas en otro post, sin embargo, con respecto al enfoque supuestamente controlado de estos 3 estudios. Persiste en mi el prurito acerca de la condición «aséptica», por llamarla de alguna manera, o ciega, del grupo control o de terapia standard.  Los médicos que trataron los pacientes en este grupo tenían la opción de usar los recursos que consideraran oportunos dentro de su saber. Richard Body, participante en el ProMISe, en una estupenda entrada en el stemlynsblog  (ya citada) da un nombre magnífico a la disposición y uso de los recursos: Contaminación. Los pacientes del grupo control realmente estaban expuestos a la intervención a ser estudiada. Cómo queda entonces un estudio de casos y controles.

Mi punto es que la EGDT ya está tan «sembrada» en los médicos que tratamos pacientes sépticos que la usamos de manera tácita. Parece que eso pudo haber pasado en el grupo control de éste y de los otros 2 estudios (ARISE y ProCESS). También es muy posible que los médicos en el grupo control o de terapia llamada standard usaran los recursos que tenían a mano, sin restricción, para tratar a los pacientes más graves.

En conclusión, dos cosas grandes: la primera es que no creo que la EGDT haya muerto. Está ahí en el acervo personal profundo de cada médico que trata a un paciente con sepsis grave o shock séptico, como quien sabe conducir bicicleta o un automóvil, sin pensarlo mucho. La segunda es que aceptemos que tanto la monitorización continua de ScvO2 como la transfusión de concentrado de hematíes no son recursos que estén disponibles en la primera línea, por lo que no son usados en las primeras horas cuando se detecta en una sala de hospitalización o en una sala de emergencia a un paciente séptico que requiera soporte, diagnóstico y terapia de resuscitación con soluciones electrolíticas, y antibióticos endovenosos.

Los fundamentos fisiopatológicos están ahí, y de ahí parte el manejo lógico de la sepsis.

El estudio ALBIOS: Albúmina o cristaloides en sepsis

La albúmina es una proteína fundamental en la fisiología humana. Sus funciones biológicas son múltiples, entre las cuales tenemos el transporte de moléculas, la unión de proteínas, funciones antioxidantes, etc. La albúmina está relacionada fundamentalmente con la presión oncótica. Es un componente básico de la ecuación que refleja el equilibrio de fuerzas que permite mantener los volúmenes intra y extravasculares en homeostasis. Sus funciones bioquímicas y físicoquímicas podrían tener efectos beneficiosos en los pacientes críticos.
Aunque se ha buscado generar evidencia para su indicación en pacientes con sepsis severa y shock séptico no ha sido posible la conformación de una sólida base para ello. El estudio SAFE en 2006, sobre 7000 pacientes, aunque encontró que la albúmina al 4% era segura, no halló diferencia significativa en cuanto a superviviencia en general con la administración de la albúmina vs cristaloides. Un gran metanálisis de 30 estudios no encontró tampoco diferencias e incluso sugirió que el uso de albúmina podría ser perjudicial, aunque estudios pequeños planteaban un beneficio en pacientes críticos con niveles bajos de albúmina.
Uno de los problemas de la albúmina es el costo. Una dosis de albúmina cuesta 100 dólares americanos frente a los 2 dólares que vale la botella o la bolsa de 500 ml de solución fisiológica.
Acaba de publicarse en NEJM el estudio ALBIOS que buscó determinar si la administración de albúmina al 20% junto con los cristaoides tendría alguna influencia sobre resultados tales como la supervivencia a 28 días, la mortalidad a 90 días por cualquier causa o el desarrollo de disfunción de múltiples órganos. Para ello distribuyeron de manera aleatoria 1818 pacientes en 100 unidades de cuidados intensivos a recibir albúmina al 20% y cristaloides o solamente cristaloides. Aunque hubo diferencias significativas en términos de una presión arterial media más alta o un menor balance hídrico positivo en el grupo de la albúmina durante los primeros 7 días, no hubo diferencias significativas en cuanto a mortalidad a los 28 y a los 90 días, ni en los demás resultados secundarios, concluyendo por tanto que la adición de la albúmina a los cristaloides no mejoraba la supervivencia.
Es de notar que la albúmina en este estudio no fue administrada como reexpansor plasmático, sino con el fin de corregir la hipoalbuminemia. Es evidente la falta de efecto de la albúmina en la supervivencia general, pero también lo es la mejoría de los parámetros hemodinámicos. Es posible que este dato tenga que considerarse en el sentido de que la albúmina favorece una de varias condiciones necesarias pero no suficientes para lograr un resultado favorable en la sepsis severa y el shock séptico.

Puntos a tomar en cuenta:

  • El elevado costo de la albúmina como recurso terapéutico
  • La ausencia de efecto signficativo en los resultados principales (mortalidad y disfunción de múltiples órganos)
  • El efecto positivo de la albúmina sobre el estado hemodinámico